Juego De Azar: capitulo 03

Se que este blog trata de rock y moda... pero me he sentido deprimida ultimamente y que mejor remedio para la depresión que escribir, esta es una historia inspirada en sentimientos, ojala te agrade y por favor comenta. Derechos de autor estan reservados.
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CAPITULO 03: REUNION DE TRABAJO


Después de la visita que le hice a mi padre, regrese a mi hogar para dos, por así decirlo, entré sigilosamente sin que mi madre se dé cuenta o interrumpiera su sueño, esta vez me asegure de llevar un copia de las llaves. Mi amor propio no era de lo más altruista que podía sentir, pero con tantas cosas pasando por mi cabeza, no encontraba otra manera para sentirme conmigo misma.
Me recosté en mi cama sin poder conciliar el sueño, así que tomé unas píldoras para dormir, y trate de aclarar mis pensamientos, hasta que el medicamento hiciera su efecto en mí.
A la mañana siguiente como de costumbre me levante y me puse lo primero que había en el guardarropa para ir al trabajo. Cuando llegué a la cocina encontré a mi madre desayunando mientras repasaba el periódico de rato en rato.
- ¿Cómo amaneciste, Jaz? – me pregunto mi madre.
- Pues, bien. Y ¿Cómo estás? Veo que te levantaste mucho antes que yo – dije
- Querida, siempre me levanto antes que tú.
- Lo sé, madre, solo quería ver que me respondías, para averiguar si tus reflejos están conformes- respondí bromeando.
- Ya veo que hoy estas de mejor humor.
- Ummmm…supongo que sí. Debe ser por el efecto de la pastilla que tome anoche. Madre, esta noche no podre regresar temprano, tengo reunión de trabajo.
- Ahhh… espero que la pases bien. Llévate la copia de las llaves.
- Es una reunión de trabajo, no me divertiré demasiado.
Termine de desayunar mi taza de café, tome mi abrigo del perchero y me dirigí a mi “entretenido” trabajo en la oficina de logística, por así llamarlo.
Llegué al trabajo como de costumbre, directo a mis labores, un saludo por aquí y un saludo por allá, con ademan de la mano. La mañana transcurrió sin novedad alguna, el jefe llegó tarde así que tuve la suerte de que nadie me supervisó durante mis escapes para chatear en la oficina.
La hora del almuerzo llegó, mientras me dirigía a lugar de costumbre, Marta, la secretaria, abordó
- Hola Jaz, te ves muy bien hoy – dijo con una enorme y molesta sonrisa, en realidad me incomodaba un poco su amabilidad fingida
- ¿Cómo estás Marta? Estás muy amable hoy- respondí siguiéndole la cuerda.
- Como siempre, Jaz, que bueno que no estés tan sensible como el otro día en el comedor, de verdad… se te notaba algo incomoda con el tema, ¿es posible que haya pasado tanto tiempo sin novio?
- Bueno, hay algo que me preocupa más que el asunto del noviazgo, ¿cómo es posible que exista una persona tan entrometida como tú?
- Jajaja – río Marta hipócritamente- que graciosa Jaz, no es que sea entrometida pero realmente nos preocupamos por ti, somos tus amigos.
Finalmente llegamos a la mesa, ahí estaban Teresa, Daniel, Y Roberto. La conversación de Marta realmente me quitaba la paciencia así que aproveche para Hablar con los muchachos y cambiar el Tema.
- ¡Hola! – saludé con efusión
- Hola preciosa- me dijo Roberto con su característica amabilidad
- ¿qué tal Jazmín? – me dijo Daniel - ¿cómo van los ánimos hoy?
- Pues excelente, preparándome para la reunión con Macasa, que si no me equivoco será dentro de unas cuantas horas.
- Qué bien - dijo Teresa – podemos ahora hablar de algo menos laboral
- Pues, si nos quieres hablar de tu vida sexual, nos vendría bien escuchar tus aventuras amorosas – dijo Daniel en forma burlesca
- Vaya Daniel, y tú ¿que nos tienes que contar? – inquirió Marta
- Lo que tú quieras que te diga… como lo que haremos después de la reunión con Macasa
- ¿De qué estás hablando? – preguntó Teresa con suspicacia
- Estuve hablando con el jefe, y tiene planeado ir con la gante de Macasa y todos los empleados a Onix Club
- Eso significa que esta noche vamos a festejar – dijo Roberto
- Yo no creo que pueda quedarme para la fiesta – musite en medio de la conversación
- No inventes excusas para no ir esta vez- dijo Teresa
- En realidad tengo que ir a ver a mi padre al hospital.
- Ay, por favor, no seas trágica, además para eso están las enfermeras y los doctores de guardia, no es pecado ir con tus compañeros de trabajo un sábado por la noche – dijo Daniel
- Por favor, Jaz, ven con nosotros, te prometo que no pasará nada inoportuno esta noche, te divertirás y te sacaras un poco del peso que cargas en esos hombros – dijo Roberto mirándome a los ojos, mientras tomaba mi mano por encima de la mesa.
- Mira el lado positivo de las cosas, Robert y tú podrán estar a solas – dijo Daniel
- Jajaja muy graciosos- dije
Roberto era mi mejor amigo, y siempre lo tuve a mi lado cuando lo necesitaba, pero en ese momento no tenía más ojos que para Nicholas, el doctor del hospital regional.
La tarde transcurrió rápidamente, caminando de aquí por allá, ingresando las compras al stock, revisando Kardex, haciendo los requerimientos, llamando por teléfono, las aburridas tareas de siempre.
Llegó las ocho de la noche sin demora, nos reunimos con la gente de Macasa. Hablaron sobre acuerdos y alianzas para mejorar el sistema de abastecimiento, y bla bla bla. Finalmente y dos horas y media después, la reunión de trabajo, concluyó.
Nos dirigimos a Onix Club, el centro nocturno de moda. Ahí nos encontrábamos todos los empleados, inmersos en ese ambiente Cosmopolitan, entre las personan más pudientes de la ciudad. Para Daniel esa noche representaba una oportunidad para conocer chicas nuevas. Para Marta y Teresa era el momento perfecto de coquetear con algunos de los empleados de Macasa, que por cierto eran bastante atractivos. Yo por mi parte, trataba de encontrarle lo entretenido a algo que simplemente no le tenía interés alguno. Estaba ahí, sentada en la barra, con una botella de agua mineral, no tenía intenciones de beber nada con contenido alcohólico, además no me alcanzaba el dinero que traía en la billetera.
Roberto estaba hablando con unas chicas del grupo de Teresa y Marta, a unas cuantas mesas de distancia, no puedo negar que lucía encantador con su sonrisa traviesa. Me miró, sonrió y se acercó donde yo me encontraba.
- ¿Qué pasa preciosa? ¿sigues triste?
- Ya te dije que no bromearas con lo de “preciosa”, Robert
- Jaz, realmente me preocupa que estás así todo el tiempo, no me gusta verte triste
Roberto tomó mi mano, y se sentó frente a mí
- Entiendo que deben pensar que mi actitud es desagradable y melancólica, pero en realidad, es así como me siento, impotente, como si todo lo que hubiera hecho en toda mi absurda vida no hubiera servido de nada
- Jaz, sabes que siempre puedes contar conmigo, yo…
- Sí, lo sé- interrumpí- en verdad durante todo este tiempo me he dado cuenta que
- Jaz, realmente me gustas – dijo Roberto interrumpiéndome, mientras que yo lo miré sorprendida
¿Qué podía responderle? Yo realmente lo apreciaba pero, no estaba segura de sentir lo mismo que él sentía por mí. Estaba más que confundida, temerosa de romper el corazón de Roberto.
- En verdad eres una buena persona- le respondí cobardemente
- Te entiendo- me respondió
Roberto entendía la cobardía que se escondía detrás de mis palabras
- Necesito irme a casa- le dije con una sonrisa llena de incomodidad
- Yo te llevaré
- No es necesario
- Si no te llevo a casa entenderé que no quieres que sigamos siendo amigos
- Tu sabes que eso no es cierto
- Entonces déjame llevarte
- Vámonos

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